Robots negocian acciones en las Bolsas de Valores del Mundo


Los seres humanos no pueden competir en velocidad con un computador. Por ello, los clásicos operadores de bolsa o brokers fueron reemplazados por servidores.

En el año 2007, ya existían en la Bolsa de Nueva York “operadores digitales o robots bróker” que manejaban las transacciones del día. Estas computadoras toman las decisiones de cuando comprar y vender de manera mucho más veloz que un ser humano.

Remco Lenterman, director de una de esas empresas, IMC, en los Países Bajos, explica:

«En los viejos tiempos, hace 10 años, una mesa de operadores de capital en un banco de inversión tenía entre 80 y 100 personas. Hoy quedan unos ocho».

«Lo que hacen es operar algoritmos que efectivamente están imitando lo que los operadores solían hacer. Y al modificar constantemente estos algoritmos se hacen seguimientos del riesgo de lo que sucede en el mercado».

Empresas como la de Lenterman hacen su dinero obteniendo un pequeño margen de beneficio en volumen colosal de operaciones de compraventas a una velocidad apabullante.

Los operadores de algoritmos utilizan estrategias muy diferentes. Pero todos comparten la necesidad de identificar las oportunidades comerciales.

Entre ellas está, detectar las fugaces diferencias entre el precio de mercado disponible y el precio que la máquina considera que debería ser. Y reaccionar lo más rápido que nadie.

Se llama la «carrera hacia cero», y ha generado inversiones por miles de millones de dólares, gracias a computadoras más rápidas, más inteligentes y con las conexiones más rápidas posibles.

En las bolsas de valores en todo el planeta los operadores pagan altas sumas por «relocalizar» sus servidores directamente adonde se producen las transacciones.

Y cientos de millones se gastan en la construcción de cables más directos para acortar, por unas fracciones de segundo, el tiempo que se tarda en transmitir órdenes entre los grandes polos comerciales del mundo: Londres, Nueva York, Chicago y Tokio.

Problemas inesperados

Sin embargo, así como la informática acelera los procesos y la manera de ganar a límites impensables, también al fallar, pueden traer enormes pérdidas.

En agosto del 2012, la firma financiera de alta tecnología Knight Capital quedó al borde de la quiebra por un algoritmo que se volvió loco y generó más de US$440 millones de pérdidas en sólo 45 minutos antes de que lo desactivaran.

Pero el más famoso accidente fue el conocido como «Flash Crash», ocurrido en el Dow Jones de Nueva York el 6 de mayo de 2010 a las 14:45.

En pocos minutos, la Bolsa de Valores de Nueva York cayó y de inmediato se recuperó. Las acciones de algunas empresas, como la consultora Accenture, cayeron a una fracción por encima de cero, mientras que las de Apple treparon a US$100.000.

Meses después, nadie podía explicar qué había salido mal.

La investigación oficial del regulador de EE.UU. dijo que había sido provocado por una sola orden, hecha por una institución grande, con una estrategia de negociación algorítmica. Y en medio de la confusión, uno a uno, los “operadores robot” salieron corriendo y los ordenadores de la bolsa quedaron sobrepasados algunos colapsaron o se colgaron.

Mas casos inesperados

Los nuevos operadores algorítmicos también han sido acusados de conductas infames propias de las viejas épocas.

Eric Hunsader, de la firma de análisis de datos Nanex, dice que versiones más pequeñas del Flash Crash suceden muchas veces al día debido a acciones individuales, y alega que una gran parte de ellas se debe a la manipulación directa.

«Permitimos que las personas que tienen una conexión más rápida, puedan colocar y retirar las ofertas o licitaciones más rápido los demás participantes del mercado», explica.

Y no es el único preocupado de que algunos operadores informáticos no sean nada buenos.

Martin Wheatley, director de la Autoridad de Conducta Financiera creada recientemente en Reino Unido.dice: «Por desgracia, los mercados por naturaleza permiten que siempre pueda haber actividades abusivas y con las operaciones tan rápidas, esto puede ocurrir muy, muy rápido».

«Francamente, para el regulador, es un problema estar tratando de escoger entre la gran cantidad de transacciones, aquellos datos que puedan ser potencialmente abusivos», admite.

Robots en la Bolsa de Valores de Lima

Estamos Junio del 2017 y se ven los inicios de los “operadores robots” en la Bolsa de Valores de Lima. Nada nos dice que no tengamos estos problemas algorítmicos, sólo hay que estar atentos.

Miguel Ángel Zapatero, Gerente de la Bolsa de Valores de Lima, nos dice que estos operadores o robots, se trata de plataformas, de Sociedades Agentes de Bolsa (SAB), que permiten la oferta de acciones en simultáneo en varios mercados. “Permiten transacciones más rápidas y ahorrar costos”.

Larraín Vial, es una empresa corredora de bolsa o Sociedad Agente de Bolsa que ofrece esta alternativa para las acciones más liquidas, como son los ADR o acciones de empresas peruanas que cotizan en el mercado neoyorquino.

También se reconoció que persiste el problema de baja liquidez en el mercado bursátil local.

“Es injusto para un inversionista ver que su papel (acción o bono) no se mueva por varios días”, manifestó Miguel Angel.

Además, no hay muchas empresas que se animen a emitir acciones o papeles de deuda en el mercado de capitales.

El vicepresidente ejecutivo de Inversiones y Pensiones de Rimac Seguros, José Martínez, dijo que  “la mayoría de grandes empresas peruanas está en manos de extranjeros, los que a su vez levantan capitales en los mercados del exterior”.

Quizás en el Perú aún no se les dé a los Robots la oportunidad de demostrar su rapidez. Estaremos atentos.

En el mundo bursátil exterior

En el año 2016, Mark Gorton, máximo directivo de una de las compañías de trading de alta velocidad del mundo y gran beneficiario de este sistema, avisó que la falta de controles puede tener consecuencias catastróficas.

Credit Suisse y HSBC ya han recibido multas de 60 y 70 millones respectivamente por engañar a sus clientes y a los supervisores con sofisticados ordenadores de alta frecuencia.

Estos robots de la inversión, tan amados por los grandes brokers como odiados por los pequeños, son capaces de realizar millones de transacciones de compraventa de activos en nanosegundos.

Su gran rapidez les permite ganar millones, reaccionando antes que nadie ante las noticias del mercado. Y en algunos casos, incluso accediendo a la información instantes antes que el resto de operadores del mercado.

La desconfianza sobre el efecto de estos robots bursátiles se ha agudizado. Son muchos los que creen que en la inestabilidad y las abruptas caídas de los mercados que se han producido, tiene mucho que ver la creciente influencia de ordenadores programados en base a datos fríos que no analizan el contexto.

Por eso se dice que el mercado sobrerreacciona. Pero es que es muy difícil criticar un sistema que está dando mucho dinero a los grandes brokers.

Conclusión

La conclusión a la que han llegado los reguladores daneses es muy similar a la del empresario estadounidense. A pesar de los controles establecidos, el riesgo de que surjan problemas es muy alto. Entre otros motivos, el informe advierte de que la mayoría de esas operaciones del Nasdaq Copenhague se hacen a través de empresas que no están bajo la supervisión de Dinamarca.

Por ello, el regulador danés pide a la Unión Europea que acelere la implantación de medidas unificadas de control y alerta.

A las poderosas máquinas de trading de alta velocidad se está uniendo una nueva generación de máquinas denominadas «robot advisors». Que han conseguido transformar el asesoramiento tradicional también en un algoritmo. Por lo que en base a los parámetros introducidos por un inversor ofrecen los destinos supuestamente más efectivos para maximizar sus inversiones.

Reguladores de mercados

Mientras esta revolución casi silenciosa tiene lugar, los reguladores de mercados se limitan a centrarse en quienes no cumplen con exactitud la normativa y a multar con cuantías que no parecen desincentivar a un mercado multimillonario.

Lo demuestran los ocho millones de dólares que tuvo que pagar en septiembre de 2015 la compañía Latour Trading LLC.

Y los cinco millones de euros con los que el regulador de los mercados franceses multó, en diciembre de 2015, a la bolsa de valores europea Euronext y al operador estadounidense de alta frecuencia Virtu. Ante prácticas ilegales en su operativa de mercado.

Pero sin duda han sido los bancos  Credit Suisse y HSBC las entidades financieras que han tenido que asumir las penalizaciones más cuantiosas, de 60 y 70 millones respectivamente, por engañar a sus clientes y a los supervisores con sofisticados ordenadores de alta frecuencia.

Ref: BBC, El Diario